jueves, noviembre 27, 2008

En Chapala

Otra buena fue cuando regresamos en la noche a la casa de los aleluyos y por fin el wero, que fue el que nos habia invitado, se digno a salir a saludarnos. Venia hasta la madre de pedo, vistiendo un pantalon rosa...digo, durazno. Traia el trasero manchado de sangre, porque "segun el" habia ido a montar a caballo y se habia rosado la colita. A lo cual nos advirtio que !POR FAVOR! no lo fueramos a nalgear. !Como si nosotros acostumbraramos a ponernos pedos y darnos de nalgadas! Por pendejo lo agarramos a nalgadas y desde ahi que parece mandril.

martes, mayo 27, 2008

Un Grito Desesperado... En Chapala 2

Despertamos de un salto, abrí los ojos y todavía era de noche. Desconcertado pregunte ¿Qué pasó? Recibí una respuesta de Yuval que decía ¡Vamonos! ¿A dónde? Preguntamos José y Yo, la única respuesta que recibimos fue la puerta del carro cerrándose.

Bajamos rápido del carro, no tan rápido como para evitar que Yuval se estampara en la puerta de la cochera, ya que salió corriendo y en su desesperación por abrirla no se dio cuenta que la puerta se abría para afuera, quiso empujarla y obvio que nunca iba a abrir. Salió rebotado como si lo hubieran atropellado.

Fuimos a levantar a Yuval, le abrimos la puerta y entró corriendo por el jardín, el pasto estaba mojado porque había estado lloviendo toda la noche, pasó lo que todos temíamos, se resbaló y calló de espaldas. Después de un momento de estar tendido en el pasto fui a levantarlo, pero antes de darle la mano le pregunte que es lo que le pasaba (le dije ¿Que pedo, que traes carbón?), y el respondió “Si es cierto que pendejo ¿Que estoy haciendo aquí?”, pensé que en lo de pendejo tenia bastante razón, pero seguíamos sin saber que demonios le pasaba.

Cuando llegó a la puerta principal, donde estaba la banca en la que pasamos toda la noche pisteando, volteo con una cara de angustia que me hizo pensar que se iba a morir y me dijo “Me estoy cagando”. No pude evitar reírme de su desgracia, pero a pesar de todo tenia que ayudarlo. Toque la puerta, creo que a Yuval no le pareció mi forma de tocar y me dijo que tocara mas fuerte, hice caso, para nuestra buena suerte el que se despertó fue el señor Wevas, lo malo es que en lugar de abrir se puso a hacernos “chatos” por la puerta (la puerta era de vidrio así que se podía ver de afuera hacia adentro y viceversa). Yuval le grito que le abriera porque si no iba a suceder una desgracia, Wevas se compadeció de esa cara de sufrimiento y así fue como Yuval pudo salvar a su intestino.

Cerca de una congestión, mentadas y birria.

Ya había amanecido cuando Yuval salió del baño, tenia la cara de una persona que había vuelto a nacer y dijo “me voy a dormir al carro” yo no quería regresar al carro pues iba a estar bastante incomodo, así que mejor me quedé dormido en la banca, José se quedó conmigo, pero el no durmió el se dedico a seguir pisteando.

Desperté después de un rato, al abrir los ojos lo primero que advertí fue la cara del Cholo, que miedo sentí, por un momento pensé que había caído a los separos de la procu. Cuando me tranquilice un poco me di cuenta de que seguía en Chapala y que todavía tenía mi cartera. Al principio no observe, pero José seguía tomando, esto era realmente un record inclusive para el mismo.

El señor de los bañillos, o sea Yuval despertó y lo primero que dijo fue vamonos de aquí, las primeras palabras congruentes que le escuchaba decir desde la noche.

Partimos sin ningún rumbo fijo, solo queríamos irnos de ahí, íbamos en camino a ninguna parte cuando recordamos que era Domingo y que iban a jugar las Chivas así que decidimos parar en un bar tipo lounge, al no encontrarlo hicimos escala en una cantina de hombres machos varoniles (palabras del negro). José seguía sobrio (o por lo menos eso aparentaba), fue a la barra y encargo 3 caguamas.

Corría el primer tiempo, el marcador era CHIVAS 0 – 0 Celaya, al terminar la primera mitad José decidió ir a dormir al carro, antes de partir dijo unas palabras: “Va a meter gol Joel Sánchez” después de eso se fue.

Comenzó el segundo tiempo, las palabras de José se hicieron realidad, gol de Joel Sánchez, no pude ocultar mi emoción así que fui al carro a avisar a José, al llegar al carro vi a José sudando y un poco pálido, nada para alarmarse. El partido transcurrió con goles, al final el partido termino 3 – 2 a favor de las Chivas, para el tercer gol Yuval fue el encargado de ir a avisar a nuestro compañero caído, cuando volvió me dijo: “Wey, el Jose se ve mal” pagamos la cuenta y fuimos a verlo. La palabra transparente era obscura para describir el color que José tenia en ese momento. Lo despertamos y al ver que todavía seguía con vida proseguimos nuestro camino, no sin antes ir a comprarle un "Gueitorei". Esa fue la ultima vez que le dijimos que tomara moderadamente.

No teníamos lugar a donde ir, era 15 de Septiembre, y nos faltaba un miembro (del equipo), manejando llegamos a Jocotepec lugar famoso por sus nieves, para ese momento el medio de transporte iba muy caliente así que pasamos a una tienda a comprar un galón de agua para el carro.

A esta altura Yuval y Yo ya estábamos teniendo un poco de diferencias, aun así seguimos el camino, el carro llego a un punto en el que no podía estar mas caliente así que nos orillamos, nos bajamos, abrimos el cofre como si alguno de los dos supiera algo de mecánica. Al no encontrar ninguna solución decidimos ponerle hielos arriba del motor ¡Eso es todo que listos somos¡ pensamos.

Mientras el motor se enfriaba seguíamos conversando acerca de “Los Aleluyos”, después de conversar pasamos a discutir, después de discutir pasamos a gritar, después de gritar pasamos a mentarnos la madre, después de mentarnos la madre seguía darnos unos madrazos, no pasó a mayores porque a Yuval le dio miedo y no lo culpo (jajaja).

Todo volvió a la normalidad y teníamos que seguir, no sin antes echarle agua al radiador, cual fue la sorpresa que cuando tomamos el galón de agua PARA EL CARRO estaba a la mitad, así es José despertó y se tomo la mitad. Mientras Yuval y Yo teníamos un duelo a muerte en la carretera el señoriíto José despertó con sed y se tomo la mitad del agua. Por lo menos ya sabíamos que seguía vivo.

Llegamos a Sahuayo, Michoacán, paramos en un mercado a comer la mejor birria del mundo, según las palabras de José que ya había despertado. No era la mejor birria pero a mi me supo a gloria.

Antes de anochecer regresamos a Chapala, no queríamos volver a la casa de la novia de Alex, por eso mejor llegamos directo al malecón y nos pusimos a pistear, para variarle un poco. Regresamos a donde no queríamos llegar, pero esta vez nos quedamos afuera en la calle. La bardita estaba afuera en la calle pisteando, como lo acostumbrábamos hacer en la cuadra.

Fue un buen viaje a pesar de todo.

Emmanuel.

sábado, mayo 24, 2008

Un Grito Desesperado... En Chapala

Todo comenzó cuando Alex, el Wero y el Wevas se unieron a un grupo religioso (no se si era una secta) llamado los aleluyos, fue un tiempo donde los tres se daban de latigazos en la espalda por haber dicho una grosería, iban al templo diario y se bañaban con agua bendita. Pero no todo era tan malo, Alex se hizo una novia dentro de ese grupo.

A partir de ahí es donde comienza la verdadera historia; resulta que la ex-novia de Alex tiene mucha solvencia económica (no como la mía, pero se acerca) y los padres de esa dichosa señorita tenían (o tienen) una casa en Chapala, se aproximaba el 15 de Septiembre la cual es una fecha para ingerir mucho alcohol. Los “aleluyos” tenían planeado dar el grito en esa casa de Chapala. Todos estaban invitados, excepto los no-aleluyos y dentro de ese grupo nos encontrábamos algunos miembros de la bardita, para ser específico, José, Yuval y Yo, se preguntarán ¿Como es que fuimos si no estábamos invitados? La respuesta es sencilla: El Wero. Sí, el wero nos invitó, ya saben que a él no se le da eso de invitar personas a fiestas que no son suyas, gracias Wero.

Era 14 de Septiembre y todos partieron desde temprano, nosotros (Yuval, José y Yo) salimos después porque José trabajaba ese día, nos fuimos en el Cavalier, que después pasó a ser Cavalif (siendo antes el Cavalie) y después fue “el carro volador” (pero, esa es otra historia), que por cierto el carro estaba fallando, pero ese no fue pretexto y salimos rumbo a nuestro destino: Chapala.

Todo pintaba para ser un excelente viaje, pasamos a comprar cervezas en un expendio de Rafael Sanzio, porque no podíamos llegar con las manos vacías, además queríamos pistear en el camino. Íbamos preparados con todo, teníamos música (muy buena por cierto), pisto, cigarros, nada faltaba excepto un lugar donde dormir (chan chan chan).

Llegamos a Chapala antes de que cayera el sol, hasta nos dimos el lujo de bajarnos en el malecón a caminar, de hecho el verdadero motivo de esa escala era bajarnos a hacer del baño porque todavía no encontrábamos la casa, llegamos donde antes estaban los embarcaderos, que ahora solo hay escaleras que bajan a la tierra, el lugar perfecto para orinar sin que nadie te vea, Yuval nuestro “guía” bajó primero y comentó, “no bajen más porque aquí la gente viene a cagar”, claro que él ya estaba hasta abajo haciendo angelitos en la arena, así que José y yo decidimos hacer desde las escaleras, terminamos y subimos de nuevo al malecón, pero cual fue nuestra sorpresa que cuando Yuval subió tenía su chancla llena “lodo” (véase “Te vendo un pato y pásame el resistol. El viaje que no fue mi viaje” en mochileros primera parte.), las risas no se hicieron esperar, obvio no eran risas de Yuval. Se limpio su chancla, sin dejar de hacer los panchos que todos le conocemos y volvimos al carro para seguir en la búsqueda de la casa.

Antes de llegar a la casa veníamos diciéndole al José que no pisteara tan rápido, que se la llevara tranquila, porque íbamos a una casa ajena y no queríamos incomodar en lo más mínimo.

Después de darle dos vueltas a todo Chapala por fin dimos con la casa, llegamos a tierra prometida…

Bajamos del carro con la hielera, la metimos a la cocina, y ahora sí a disfrutar de la calidez humana que solo los aleluyos pueden dar (fue sarcasmo).

En vista de lo “bien recibidos” que fuimos en la casa optamos por no molestar a nadie e irnos a sentar afuera, en una banca muy cómoda, sacamos nuestras cervezas y nos dedicamos a lo que mejor sabemos hacer, pistear.

El tiempo trascurría y nosotros seguíamos pisteando, esperando a que algún aleluyo nos dijera “pasen, ustedes son bienvenidos”, claro que eso nunca sucedió, pero en cambio el buen Wevas se unió a nosotros. De Alex y del Wero no se sabia nada, por fin después de unas cuantas horas salió Alex y nos vio con cara de sorprendido, era obvio porque él nunca nos invitó, sin saber bien que hacer se sentó con nosotros, minutos después salió la dueña de sus quincenas con una cara de pocos amigos y lo regañó enfrente de todos nosotros. Alex intento disimular la situación diciéndole “Yola, ellos son mis amigos” claro que a Yola no le causó mucha gracia tener a tres colados en su bella casa así que solo se limito a decir “Ah hola” y se metió. Minutos (segundos) después Alex también se metió, creo que fue la ultima vez que lo vi.

Se preguntaran ¿Dónde estaba el Wero? Nosotros también nos preguntábamos lo mismo puesto que el fue el que nos invito. Nos enteramos de que estaba encerrado en un cuarto con una señorita, quiero hacer mención de que el Wero presumía que esa mujer era una modelo y que estaba como quería, hay de gustos a gustos, pero la verdad es que esa modelo parecía hombre, y un hombre feo. Es por eso que fue bautizada en la bardita como “El Vato”.

Pasaban las horas y seguíamos los tres sentados en la misma banca, en ocasiones el Wevas se unía a nosotros y después se iba a convivir con los Aleluyos. No recuerdo la hora, pero se que ya era de noche cuando llegaron el Cholo y Gris, dentro de mí sentí un alivio, porque yo pensé que ellos también venían de colados hasta que recordé que el Cholo era cuñado de “Yola”, pero en fin ellos nos iban a hacer compañía y así fue.

Lo sorprendente de todo es que, José para esta hora ya debería de haber estado en un nivel etílico bastante elevado (o sea bien pedo), pero para la sorpresa de todos estaba bastante sobrio, nos alegramos de eso.

La noche llegó a su fin, todos se empezaron a ir a dormir hasta que nos quedamos solos y alguien cerró la puerta principal, nos quedamos solos y afuera, en ese momento mi disgusto había crecido exponencialmente (un chingo) y comencé a maldecir a todos los que estaban dentro de esa casa (sí, a todos), Yuval y José intentaron calmarme sin ningún éxito porque dentro de mi seguía maldiciendo a todos. Decidimos dormir en el carro, donde tuvimos una platica sobre los Aleluyos, claro que yo era el mas ardilla de los tres, pero en fin ya estábamos ahí y teníamos que resignarnos.

Era una noche lluviosa y no podía dormir porque tenia la ventana abierta y me estaba callendo agua y estaba bastante incomodo, pero por fin lo había logrado, me dormí, no por mucho tiempo porque Yuval nos despertó con un grito desesperado: “¡Ya a la chingada!”…

Continuara…

Emmanuel

miércoles, diciembre 06, 2006

Mochileros primera parte


MOCHILEROS
Primera parte

Los viajes a Tapalpa.

Tapalpa es un pueblo que se encuentra en la zona sur de Jalisco, en la zona donde cruza la sierra madre occidental en las coordenadas 19º36’49’’ a 20º05’54’’ de latitud norte y 103º36’20’’ a los 103º54’00’’ de longitud oeste, se encuentra a casi 2000 mts sobre el nivel del mar, por lo que es un lugar boscoso y sus alrededores son ideales para acampar. ( ya se cholo.. soy un mamador)






Después de que fui por primera vez era mi misión llevar a los miembros de la bardita a como diera lugar, aunque algunos se mostraban reacios en ir (el cholo).


El wero y las onzas

La primera vez que la bardita fue a Tapalpa, íbamos, mis hermanos, mi primo Beto que vivía con nosotros y los ejemplares miembros de la bardita, Chois, Wero y yo.
El viaje transcurrió con normalidad y como todo viaje empieza caminando un chingo y pidiendo raite, la única excepción era que no llevábamos casa de campaña y en Diciembre la temperatura baja de manera drástica, lo cual nos obligaba a mantener la fogata ardiendo durante toda la noche. Nosotros (Carlos, Beto y yo) para agregarle sabor al caldo les contamos una historia acerca de unos animales asesinos llamados “onzas” que habitaban en la zona y que ya habían matado a varios campistas, como se imaginaran, el “Cholo, el Pollo y el Wero” estaban cagados de miedo.
El Wero, con su todavía no famosa frase “no me limites” se remango varias latas de atún y de frijoles que no le correspondían y todos nos molestamos con el, entonces decidimos jugarle una pequeña bromilla. Lo mandamos al rió en la noche a lavar los platos sin lámpara y todos nos escondimos en el bosque haciéndole ruidos y haciéndole creer que había una onza. Pobre Wero, casi llora.



La travesía con el chalán y la velocidad de la luz.

La segunda vez íbamos el Kevosaurio, el Wero, el chalán y su servilleta. Transcurrió como de costumbre, caminando con las mochilas en la espalda y esperando al buen samaritano que nos diera rait. Lo interesante fue cuando al segundo día el chalán y yo nos decidimos a ir por provisiones a un pueblo llamado Ferreria de Tula. Nos fuimos bordeando el rió y cruzando varios alambres de púas. Llegamos a una piedra que bautizamos como la piedra del mapache que tiene una vista muy fregona y desde ahí se divisa el pueblo. Trazamos nuestra ruta y nos aventuramos entre maizales y más alambres de púas. Entonces llegamos a una explanada (el valle de la muerte) que parecía la mejor ruta, volvimos a cruzar mas alambres y nos adentramos. De repente el suelo dejo de ser sólido para convertirse en un pantanal, pero seguimos adentrándonos con la esperanza que se solidificara mas adelante. Cuando ya teníamos el lodo hasta las rodillas el chalán señalo un lugar que parecía sólido y no se porque pero corrimos solo para que el lodo nos llegara a la cintura, entonces corrimos mas hasta que casi me hundo en el lodo si no fuera porque el chalán me agarro.
Después de desistir regresamos a la piedra del mapache mentando madres y llenos de lodo, nos enjuagamos en el rió, nos quitamos los calcetines y nos remangamos el pantalón. Decidimos que la mejor ruta era salir hasta la carretera y agarrar un raite hasta el pueblo. Caminamos hasta que cambio la vegetación y ya no parecía bosque y seguimos hasta que llegamos a un lugar donde el suelo era de arcilla y nos llenamos de arcilla hasta la nariz, hemos de haber caminado una media hora hasta encontrarnos con la carretera otra vez. Ahí nos dio rait un camión que iba como a 10 Km. por hora y por eso hicimos como una hora hasta el pueblo donde NO encontramos lo que buscábamos y mejor nos metimos a tomarnos una cerveza en una fonda. De ida y vuelta hicimos alrededor de 5 horas a un pueblo que esta como a 10 minutos.
Esa misma noche el Wero descubrió que la velocidad de la luz esta a un “u”.

Te vendo un pato y pásame el resistol.
El viaje que no fue mi viaje.


La primera vez que fue Alex, fue con gripe y como nos toco caminar lloviendo, no hizo mas que chillar toda la noche y hasta se tomo un Tabcin que le hizo el Webas con leche en polvo. Fue tanta la chilladera de algunos miembros de la bardita que esa vez no nos pudimos adentrar en el bosque y tuvimos que acampar cerca de la carretera en un lugar bien madreado donde había basura, Alex se quiso sentar a descansar en un tronco pero le advertí que había papel del baño y donde hay papel hay mierda. Como llegamos de noche no nos dio mucho tiempo mas que para poner la casa y como estaba lloviendo ni siquiera pudimos hacer fogata, entonces nos metimos a la casa y el chalán saco un juego de vender patos que todos nos reímos de el pero terminamos jugando durante mucho tiempo. Alex por su parte se la paso llorando toda la noche diciendo que nomás saliera el sol y se regresaba. Al día siguiente cuando salio el sol empezó a llorar de nuevo y yo enojado con tal de no seguir escuchando su lloradera me ofrecí a llevarlo, el Webas se ofreció a acompañarme y nos fuimos a dejar a Alex. Cuando veníamos de regreso en una camioneta que nos dio rait, se me voló la gorra que me acababan de regalar y el bato no se quiso parar. Después se despejo el cielo y el bosque resplandecía ante los ojos del llorón de Alex mientras el Webas y Yo hacíamos planes para ir a desayunar al pueblo, entonces el recabron de Alex dijo que si íbamos a desayunar se quedaba, me daban ganas de decirle que no, que se fuera a la chingada, pero accedimos y fuimos los tres a desayunar a Tapalpa.
Cuando veníamos de regreso compramos algunas provisiones y yo me encargue de llevar el agua. Tomamos algunos raits de regreso pero la mayor parte la caminamos, cuando atravesábamos Juanacatlan yo venia libre como mariposa y me extraño que todos estaban cargando cosas menos yo… había olvidado el agua.
Llegamos muy cansados de tanto caminar y yo me senté en un tronco a descansar donde estaban sentados Mujerzuela y Chalán. Me dio hambre y me metí a la casa a buscar comida y Alex estaba adentro haciendo no se que cosa pero cuando entre a la casa me dio un olor a mierda y tuvimos una platica mas o menos así:
Yo- “wey, huele a mierda”
Alex- “si … oye, traes lodo ahí embarrado”
Yo- “si wey, pero porque aquí huele a mierda?”
Alex -“no se, pero traes lodo”
Yo- “si ya se wey, pero porque huele a mierda? NO MAMES no es lodo… ES MIERDA”

El tronco estaba lleno de mierda solo en la parte donde yo me senté y yo un día antes le había dicho a Alex que no se sentara porque había papel de baño. Tuve que tirar el pantalón y lavar mi tenis en el río.
Ahí empezó mi historia con la mierda pero esa…. Es otra historia

Después cuando jugábamos risk la mujerzuela nos contó la historia de “pásame el resistol” que el Chalán le había pedido que no contara y Alex de la risa tiro todo el juego y se perdieron varios monos.

Gotcha campesino

La ultima ves que la bardita fue a Tapalpa compramos unas resorteras en la frontera y con unos tejocotes jugamos toda la tarde un juego que llamamos “Gotcha campesino” y Mayel era nuestro herrero cuando se rompían las resorteras. Fuimos, La Mujerzuela, El Cholo, Mayel, Chalán y yo.

Mi llegada a la bardita

Todo comenzó en el año de 1986, yo tenía 3 años cuando llegué a lo que hoy es mi casa. Cuando yo llegué a la cuadra ya estaban todos los que hoy siguen siendo mis amigos, Yuval, Carlos, Cholo, Alex, José, el Wero, etc. Era un tiempo de muchos cambios, Chivas conseguiría su noveno campeonato, el xtlxs le sumaría un año más a su amarga condena (tenia que decirlo, no se ardillen), era la moda doblarse los pantalones.
A los tres años no se tiene mucha memoria, pero aun así recuerdo muchas cosas de esta cuadra, como cuando salíamos a jugar fútbol a la calle, jugábamos con pelota porque éramos todavía unos niños y porque la mayoría éramos bien jotos para los balonazos.
Recuerdo muy bien cuando íbamos a los depas de Bethoven a pasarnos de edificio en edificio por unas tuberías de gas (jamás lo volvería a hacer).
Recuerdo muy bien las posadas donde Yuval, José y yo bailábamos RAP mientras las señoras nos veían (no con mucho entusiasmo), también se hacían los famosísimos pelayos. El papá de José (Q.E.P.D.) cerraba la calle con la camioneta de los cazafantasmas (pero verde). En fin era la uncía fecha donde se convivía con todos los vecinos.
En ocasiones nos metíamos en la casa de Yuval a escuchar una canción de los Beattles llamada “number nine” con las luces apagadas, a mi si me daba miedo, no se a ustedes.
Como olvidar las olimpiadas de hormigas, cada quien escogía a una hormiga y las hacíamos pasar por un sinnúmero de pruebas, hasta que las hormigas se cansaron (o se murieron) y dejaron de prestarse para ese tipo de diversión.
Pero si de diversión se trataba, la obra negra de la casa del Junior era la onda, tantas cosas que pasaron, pero lo que mas recuerdo es cuando Yuval encontró una revista “prohibida” debajo de los tabiques, no me pregunten porque es lo que más recuerdo, pero creo que eso me marcó de por vida.
Después llegó el punto donde aparece la bardita, nuestro cubil felino, un árbol que fue testigo de un sin fin de anécdotas y borracheras, inclusive llego a parecer un baño de prostíbulo (según el doctor, no se como lo sabia).
En fin éramos unos niños muy activos hasta que crecimos y descubrimos una cosa llamada “vino” que si bien no nos ayudó a ser más activos, nos dio mucho repertorio para seguir contando anécdotas en este blog, como por ejemplo, la del “madreador” (ya contada por el cholo), la del carro volador, “fumen o no fumen”, la carne asada de la discordia.
Me despido, espero les haya gustado la breve recopilación de recuerdos, y si no les gusto pues me vale madre, yo escribo lo que quiera.

Emmanuel.

jueves, septiembre 14, 2006

La bardita

Mi historia en la bardita
Por Yuval Ochoa


Llegué a Federick Chopin #5357 cuando cumpli dos años.
Me fui de ahi muchas veces pero siempre volví. Mi historia trancurre en el tiempo que estuve ahi.

Cuando yo llegue a la cuadra ya vivian ahi casi todos. Mi casa no fue de las primeras pero si lo suficientemente vieja para que me tocara la epoca de los baldíos. Puedo decir que me toco andar en bici por Rafael Sanzio y que algun día vi pasar vacas por Beethoven.

A mi me tocaron los tiempos en los que Gaby armaba los juegos y nos ponía a jugar muñecas (quizá eso me marcó). Eran los tiempos en los que Paco le pegaba a Marco, Marco le pegaba a Daniel y Daniel no le pegaba a nadie porque Carlos se lo fregaba.

Yo estuve presente en casi todos los momentos que se convirtieron en leyendas. Yo vi. cuando Carlos le pegó por primera vez a Daniel y aquella única ves en la que Daniel le pegó a Carlos; Vi cuando Daniel le pegó a Ricardo el Gitano y luego corrió como loco; yo vi a Jorgito caerse del árbol; Vi a Carlos partirle la ceja a José con un columpio; Vi cuando Marco le quemó el brazo a Pancho; Cuando Pancho le partió un diente a Daniel; Cuando el Pollo descalabró a Luís; José y Yo quemamos el baldío; José me puso unos madrazos y yo luego se los puse a Luís. Bueno, a mí me toco firmar el pacto más sagrado que se ha firmado en la historia de la bardita, aquel pacto que decía: El que gane, o sea el que no pierda....
A mi me tocaron los tiempos turbulentos cuando llegaron las primas y los chalanes.

La bardita ya no está y algunos de nosotros tampoco, pero siempre tendremos las maravillosas frases de Alex para reír en el camión, frases como: “¡Jotos! ¿Ya llevan condones para coger?” O “ quiubo pinche masturbador”

A cada quien nos tocara escribir nuevas historias de aquí en adelante. Algunos lo seguirán haciendo juntos, algunos ya no podremos, pero por lo menos podremos siempre volver a vernos y seguir platicando de las mismas historias sin que se gasten.