martes, mayo 27, 2008

Un Grito Desesperado... En Chapala 2

Despertamos de un salto, abrí los ojos y todavía era de noche. Desconcertado pregunte ¿Qué pasó? Recibí una respuesta de Yuval que decía ¡Vamonos! ¿A dónde? Preguntamos José y Yo, la única respuesta que recibimos fue la puerta del carro cerrándose.

Bajamos rápido del carro, no tan rápido como para evitar que Yuval se estampara en la puerta de la cochera, ya que salió corriendo y en su desesperación por abrirla no se dio cuenta que la puerta se abría para afuera, quiso empujarla y obvio que nunca iba a abrir. Salió rebotado como si lo hubieran atropellado.

Fuimos a levantar a Yuval, le abrimos la puerta y entró corriendo por el jardín, el pasto estaba mojado porque había estado lloviendo toda la noche, pasó lo que todos temíamos, se resbaló y calló de espaldas. Después de un momento de estar tendido en el pasto fui a levantarlo, pero antes de darle la mano le pregunte que es lo que le pasaba (le dije ¿Que pedo, que traes carbón?), y el respondió “Si es cierto que pendejo ¿Que estoy haciendo aquí?”, pensé que en lo de pendejo tenia bastante razón, pero seguíamos sin saber que demonios le pasaba.

Cuando llegó a la puerta principal, donde estaba la banca en la que pasamos toda la noche pisteando, volteo con una cara de angustia que me hizo pensar que se iba a morir y me dijo “Me estoy cagando”. No pude evitar reírme de su desgracia, pero a pesar de todo tenia que ayudarlo. Toque la puerta, creo que a Yuval no le pareció mi forma de tocar y me dijo que tocara mas fuerte, hice caso, para nuestra buena suerte el que se despertó fue el señor Wevas, lo malo es que en lugar de abrir se puso a hacernos “chatos” por la puerta (la puerta era de vidrio así que se podía ver de afuera hacia adentro y viceversa). Yuval le grito que le abriera porque si no iba a suceder una desgracia, Wevas se compadeció de esa cara de sufrimiento y así fue como Yuval pudo salvar a su intestino.

Cerca de una congestión, mentadas y birria.

Ya había amanecido cuando Yuval salió del baño, tenia la cara de una persona que había vuelto a nacer y dijo “me voy a dormir al carro” yo no quería regresar al carro pues iba a estar bastante incomodo, así que mejor me quedé dormido en la banca, José se quedó conmigo, pero el no durmió el se dedico a seguir pisteando.

Desperté después de un rato, al abrir los ojos lo primero que advertí fue la cara del Cholo, que miedo sentí, por un momento pensé que había caído a los separos de la procu. Cuando me tranquilice un poco me di cuenta de que seguía en Chapala y que todavía tenía mi cartera. Al principio no observe, pero José seguía tomando, esto era realmente un record inclusive para el mismo.

El señor de los bañillos, o sea Yuval despertó y lo primero que dijo fue vamonos de aquí, las primeras palabras congruentes que le escuchaba decir desde la noche.

Partimos sin ningún rumbo fijo, solo queríamos irnos de ahí, íbamos en camino a ninguna parte cuando recordamos que era Domingo y que iban a jugar las Chivas así que decidimos parar en un bar tipo lounge, al no encontrarlo hicimos escala en una cantina de hombres machos varoniles (palabras del negro). José seguía sobrio (o por lo menos eso aparentaba), fue a la barra y encargo 3 caguamas.

Corría el primer tiempo, el marcador era CHIVAS 0 – 0 Celaya, al terminar la primera mitad José decidió ir a dormir al carro, antes de partir dijo unas palabras: “Va a meter gol Joel Sánchez” después de eso se fue.

Comenzó el segundo tiempo, las palabras de José se hicieron realidad, gol de Joel Sánchez, no pude ocultar mi emoción así que fui al carro a avisar a José, al llegar al carro vi a José sudando y un poco pálido, nada para alarmarse. El partido transcurrió con goles, al final el partido termino 3 – 2 a favor de las Chivas, para el tercer gol Yuval fue el encargado de ir a avisar a nuestro compañero caído, cuando volvió me dijo: “Wey, el Jose se ve mal” pagamos la cuenta y fuimos a verlo. La palabra transparente era obscura para describir el color que José tenia en ese momento. Lo despertamos y al ver que todavía seguía con vida proseguimos nuestro camino, no sin antes ir a comprarle un "Gueitorei". Esa fue la ultima vez que le dijimos que tomara moderadamente.

No teníamos lugar a donde ir, era 15 de Septiembre, y nos faltaba un miembro (del equipo), manejando llegamos a Jocotepec lugar famoso por sus nieves, para ese momento el medio de transporte iba muy caliente así que pasamos a una tienda a comprar un galón de agua para el carro.

A esta altura Yuval y Yo ya estábamos teniendo un poco de diferencias, aun así seguimos el camino, el carro llego a un punto en el que no podía estar mas caliente así que nos orillamos, nos bajamos, abrimos el cofre como si alguno de los dos supiera algo de mecánica. Al no encontrar ninguna solución decidimos ponerle hielos arriba del motor ¡Eso es todo que listos somos¡ pensamos.

Mientras el motor se enfriaba seguíamos conversando acerca de “Los Aleluyos”, después de conversar pasamos a discutir, después de discutir pasamos a gritar, después de gritar pasamos a mentarnos la madre, después de mentarnos la madre seguía darnos unos madrazos, no pasó a mayores porque a Yuval le dio miedo y no lo culpo (jajaja).

Todo volvió a la normalidad y teníamos que seguir, no sin antes echarle agua al radiador, cual fue la sorpresa que cuando tomamos el galón de agua PARA EL CARRO estaba a la mitad, así es José despertó y se tomo la mitad. Mientras Yuval y Yo teníamos un duelo a muerte en la carretera el señoriíto José despertó con sed y se tomo la mitad del agua. Por lo menos ya sabíamos que seguía vivo.

Llegamos a Sahuayo, Michoacán, paramos en un mercado a comer la mejor birria del mundo, según las palabras de José que ya había despertado. No era la mejor birria pero a mi me supo a gloria.

Antes de anochecer regresamos a Chapala, no queríamos volver a la casa de la novia de Alex, por eso mejor llegamos directo al malecón y nos pusimos a pistear, para variarle un poco. Regresamos a donde no queríamos llegar, pero esta vez nos quedamos afuera en la calle. La bardita estaba afuera en la calle pisteando, como lo acostumbrábamos hacer en la cuadra.

Fue un buen viaje a pesar de todo.

Emmanuel.

2 comentarios:

Yuval Ochoa dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Sí, la verdad es que estas histoias de aventuras son buenísimas, ojalá que algún dia de estos me toque estar atacada de risa como ustedes viviendo una experiencia así. Bueno Emmanuel, sabes lo que pienso de tus historietas, y mientras sigan publicando cosas así, aquí estaré yo fielmente leyendolas el día de su pubicación, bien por ustedes....