miércoles, diciembre 06, 2006

Mochileros primera parte


MOCHILEROS
Primera parte

Los viajes a Tapalpa.

Tapalpa es un pueblo que se encuentra en la zona sur de Jalisco, en la zona donde cruza la sierra madre occidental en las coordenadas 19º36’49’’ a 20º05’54’’ de latitud norte y 103º36’20’’ a los 103º54’00’’ de longitud oeste, se encuentra a casi 2000 mts sobre el nivel del mar, por lo que es un lugar boscoso y sus alrededores son ideales para acampar. ( ya se cholo.. soy un mamador)






Después de que fui por primera vez era mi misión llevar a los miembros de la bardita a como diera lugar, aunque algunos se mostraban reacios en ir (el cholo).


El wero y las onzas

La primera vez que la bardita fue a Tapalpa, íbamos, mis hermanos, mi primo Beto que vivía con nosotros y los ejemplares miembros de la bardita, Chois, Wero y yo.
El viaje transcurrió con normalidad y como todo viaje empieza caminando un chingo y pidiendo raite, la única excepción era que no llevábamos casa de campaña y en Diciembre la temperatura baja de manera drástica, lo cual nos obligaba a mantener la fogata ardiendo durante toda la noche. Nosotros (Carlos, Beto y yo) para agregarle sabor al caldo les contamos una historia acerca de unos animales asesinos llamados “onzas” que habitaban en la zona y que ya habían matado a varios campistas, como se imaginaran, el “Cholo, el Pollo y el Wero” estaban cagados de miedo.
El Wero, con su todavía no famosa frase “no me limites” se remango varias latas de atún y de frijoles que no le correspondían y todos nos molestamos con el, entonces decidimos jugarle una pequeña bromilla. Lo mandamos al rió en la noche a lavar los platos sin lámpara y todos nos escondimos en el bosque haciéndole ruidos y haciéndole creer que había una onza. Pobre Wero, casi llora.



La travesía con el chalán y la velocidad de la luz.

La segunda vez íbamos el Kevosaurio, el Wero, el chalán y su servilleta. Transcurrió como de costumbre, caminando con las mochilas en la espalda y esperando al buen samaritano que nos diera rait. Lo interesante fue cuando al segundo día el chalán y yo nos decidimos a ir por provisiones a un pueblo llamado Ferreria de Tula. Nos fuimos bordeando el rió y cruzando varios alambres de púas. Llegamos a una piedra que bautizamos como la piedra del mapache que tiene una vista muy fregona y desde ahí se divisa el pueblo. Trazamos nuestra ruta y nos aventuramos entre maizales y más alambres de púas. Entonces llegamos a una explanada (el valle de la muerte) que parecía la mejor ruta, volvimos a cruzar mas alambres y nos adentramos. De repente el suelo dejo de ser sólido para convertirse en un pantanal, pero seguimos adentrándonos con la esperanza que se solidificara mas adelante. Cuando ya teníamos el lodo hasta las rodillas el chalán señalo un lugar que parecía sólido y no se porque pero corrimos solo para que el lodo nos llegara a la cintura, entonces corrimos mas hasta que casi me hundo en el lodo si no fuera porque el chalán me agarro.
Después de desistir regresamos a la piedra del mapache mentando madres y llenos de lodo, nos enjuagamos en el rió, nos quitamos los calcetines y nos remangamos el pantalón. Decidimos que la mejor ruta era salir hasta la carretera y agarrar un raite hasta el pueblo. Caminamos hasta que cambio la vegetación y ya no parecía bosque y seguimos hasta que llegamos a un lugar donde el suelo era de arcilla y nos llenamos de arcilla hasta la nariz, hemos de haber caminado una media hora hasta encontrarnos con la carretera otra vez. Ahí nos dio rait un camión que iba como a 10 Km. por hora y por eso hicimos como una hora hasta el pueblo donde NO encontramos lo que buscábamos y mejor nos metimos a tomarnos una cerveza en una fonda. De ida y vuelta hicimos alrededor de 5 horas a un pueblo que esta como a 10 minutos.
Esa misma noche el Wero descubrió que la velocidad de la luz esta a un “u”.

Te vendo un pato y pásame el resistol.
El viaje que no fue mi viaje.


La primera vez que fue Alex, fue con gripe y como nos toco caminar lloviendo, no hizo mas que chillar toda la noche y hasta se tomo un Tabcin que le hizo el Webas con leche en polvo. Fue tanta la chilladera de algunos miembros de la bardita que esa vez no nos pudimos adentrar en el bosque y tuvimos que acampar cerca de la carretera en un lugar bien madreado donde había basura, Alex se quiso sentar a descansar en un tronco pero le advertí que había papel del baño y donde hay papel hay mierda. Como llegamos de noche no nos dio mucho tiempo mas que para poner la casa y como estaba lloviendo ni siquiera pudimos hacer fogata, entonces nos metimos a la casa y el chalán saco un juego de vender patos que todos nos reímos de el pero terminamos jugando durante mucho tiempo. Alex por su parte se la paso llorando toda la noche diciendo que nomás saliera el sol y se regresaba. Al día siguiente cuando salio el sol empezó a llorar de nuevo y yo enojado con tal de no seguir escuchando su lloradera me ofrecí a llevarlo, el Webas se ofreció a acompañarme y nos fuimos a dejar a Alex. Cuando veníamos de regreso en una camioneta que nos dio rait, se me voló la gorra que me acababan de regalar y el bato no se quiso parar. Después se despejo el cielo y el bosque resplandecía ante los ojos del llorón de Alex mientras el Webas y Yo hacíamos planes para ir a desayunar al pueblo, entonces el recabron de Alex dijo que si íbamos a desayunar se quedaba, me daban ganas de decirle que no, que se fuera a la chingada, pero accedimos y fuimos los tres a desayunar a Tapalpa.
Cuando veníamos de regreso compramos algunas provisiones y yo me encargue de llevar el agua. Tomamos algunos raits de regreso pero la mayor parte la caminamos, cuando atravesábamos Juanacatlan yo venia libre como mariposa y me extraño que todos estaban cargando cosas menos yo… había olvidado el agua.
Llegamos muy cansados de tanto caminar y yo me senté en un tronco a descansar donde estaban sentados Mujerzuela y Chalán. Me dio hambre y me metí a la casa a buscar comida y Alex estaba adentro haciendo no se que cosa pero cuando entre a la casa me dio un olor a mierda y tuvimos una platica mas o menos así:
Yo- “wey, huele a mierda”
Alex- “si … oye, traes lodo ahí embarrado”
Yo- “si wey, pero porque aquí huele a mierda?”
Alex -“no se, pero traes lodo”
Yo- “si ya se wey, pero porque huele a mierda? NO MAMES no es lodo… ES MIERDA”

El tronco estaba lleno de mierda solo en la parte donde yo me senté y yo un día antes le había dicho a Alex que no se sentara porque había papel de baño. Tuve que tirar el pantalón y lavar mi tenis en el río.
Ahí empezó mi historia con la mierda pero esa…. Es otra historia

Después cuando jugábamos risk la mujerzuela nos contó la historia de “pásame el resistol” que el Chalán le había pedido que no contara y Alex de la risa tiro todo el juego y se perdieron varios monos.

Gotcha campesino

La ultima ves que la bardita fue a Tapalpa compramos unas resorteras en la frontera y con unos tejocotes jugamos toda la tarde un juego que llamamos “Gotcha campesino” y Mayel era nuestro herrero cuando se rompían las resorteras. Fuimos, La Mujerzuela, El Cholo, Mayel, Chalán y yo.

Mi llegada a la bardita

Todo comenzó en el año de 1986, yo tenía 3 años cuando llegué a lo que hoy es mi casa. Cuando yo llegué a la cuadra ya estaban todos los que hoy siguen siendo mis amigos, Yuval, Carlos, Cholo, Alex, José, el Wero, etc. Era un tiempo de muchos cambios, Chivas conseguiría su noveno campeonato, el xtlxs le sumaría un año más a su amarga condena (tenia que decirlo, no se ardillen), era la moda doblarse los pantalones.
A los tres años no se tiene mucha memoria, pero aun así recuerdo muchas cosas de esta cuadra, como cuando salíamos a jugar fútbol a la calle, jugábamos con pelota porque éramos todavía unos niños y porque la mayoría éramos bien jotos para los balonazos.
Recuerdo muy bien cuando íbamos a los depas de Bethoven a pasarnos de edificio en edificio por unas tuberías de gas (jamás lo volvería a hacer).
Recuerdo muy bien las posadas donde Yuval, José y yo bailábamos RAP mientras las señoras nos veían (no con mucho entusiasmo), también se hacían los famosísimos pelayos. El papá de José (Q.E.P.D.) cerraba la calle con la camioneta de los cazafantasmas (pero verde). En fin era la uncía fecha donde se convivía con todos los vecinos.
En ocasiones nos metíamos en la casa de Yuval a escuchar una canción de los Beattles llamada “number nine” con las luces apagadas, a mi si me daba miedo, no se a ustedes.
Como olvidar las olimpiadas de hormigas, cada quien escogía a una hormiga y las hacíamos pasar por un sinnúmero de pruebas, hasta que las hormigas se cansaron (o se murieron) y dejaron de prestarse para ese tipo de diversión.
Pero si de diversión se trataba, la obra negra de la casa del Junior era la onda, tantas cosas que pasaron, pero lo que mas recuerdo es cuando Yuval encontró una revista “prohibida” debajo de los tabiques, no me pregunten porque es lo que más recuerdo, pero creo que eso me marcó de por vida.
Después llegó el punto donde aparece la bardita, nuestro cubil felino, un árbol que fue testigo de un sin fin de anécdotas y borracheras, inclusive llego a parecer un baño de prostíbulo (según el doctor, no se como lo sabia).
En fin éramos unos niños muy activos hasta que crecimos y descubrimos una cosa llamada “vino” que si bien no nos ayudó a ser más activos, nos dio mucho repertorio para seguir contando anécdotas en este blog, como por ejemplo, la del “madreador” (ya contada por el cholo), la del carro volador, “fumen o no fumen”, la carne asada de la discordia.
Me despido, espero les haya gustado la breve recopilación de recuerdos, y si no les gusto pues me vale madre, yo escribo lo que quiera.

Emmanuel.