miércoles, diciembre 06, 2006

Mi llegada a la bardita

Todo comenzó en el año de 1986, yo tenía 3 años cuando llegué a lo que hoy es mi casa. Cuando yo llegué a la cuadra ya estaban todos los que hoy siguen siendo mis amigos, Yuval, Carlos, Cholo, Alex, José, el Wero, etc. Era un tiempo de muchos cambios, Chivas conseguiría su noveno campeonato, el xtlxs le sumaría un año más a su amarga condena (tenia que decirlo, no se ardillen), era la moda doblarse los pantalones.
A los tres años no se tiene mucha memoria, pero aun así recuerdo muchas cosas de esta cuadra, como cuando salíamos a jugar fútbol a la calle, jugábamos con pelota porque éramos todavía unos niños y porque la mayoría éramos bien jotos para los balonazos.
Recuerdo muy bien cuando íbamos a los depas de Bethoven a pasarnos de edificio en edificio por unas tuberías de gas (jamás lo volvería a hacer).
Recuerdo muy bien las posadas donde Yuval, José y yo bailábamos RAP mientras las señoras nos veían (no con mucho entusiasmo), también se hacían los famosísimos pelayos. El papá de José (Q.E.P.D.) cerraba la calle con la camioneta de los cazafantasmas (pero verde). En fin era la uncía fecha donde se convivía con todos los vecinos.
En ocasiones nos metíamos en la casa de Yuval a escuchar una canción de los Beattles llamada “number nine” con las luces apagadas, a mi si me daba miedo, no se a ustedes.
Como olvidar las olimpiadas de hormigas, cada quien escogía a una hormiga y las hacíamos pasar por un sinnúmero de pruebas, hasta que las hormigas se cansaron (o se murieron) y dejaron de prestarse para ese tipo de diversión.
Pero si de diversión se trataba, la obra negra de la casa del Junior era la onda, tantas cosas que pasaron, pero lo que mas recuerdo es cuando Yuval encontró una revista “prohibida” debajo de los tabiques, no me pregunten porque es lo que más recuerdo, pero creo que eso me marcó de por vida.
Después llegó el punto donde aparece la bardita, nuestro cubil felino, un árbol que fue testigo de un sin fin de anécdotas y borracheras, inclusive llego a parecer un baño de prostíbulo (según el doctor, no se como lo sabia).
En fin éramos unos niños muy activos hasta que crecimos y descubrimos una cosa llamada “vino” que si bien no nos ayudó a ser más activos, nos dio mucho repertorio para seguir contando anécdotas en este blog, como por ejemplo, la del “madreador” (ya contada por el cholo), la del carro volador, “fumen o no fumen”, la carne asada de la discordia.
Me despido, espero les haya gustado la breve recopilación de recuerdos, y si no les gusto pues me vale madre, yo escribo lo que quiera.

Emmanuel.

1 comentario:

Anónimo dijo...

la canción de los beatles se llama revolution number nine. Me sigue dando miedo